Con Martina pasamos largas horas balconeando.
A ella le encanta porque se queda mirando fijo a las personas hasta que la miran y entonces ella les hace una sonrisa, con lo que la persona ya le conversa un poco y asi vamos. Entre cariocas se entienden...
Hoy pasó una señora de unos 60 años, la ve, le habla, Marti le sonrie y tenemos el siguiente diálogo:
Señora: Só tem essa?
Yo: sim
Señora: eu tenho 12.
Yo: ...(me quedo craneando a ver que le puedo decir) 12?? caramba! (por decir algo)
Que mundos tan distintos habitamos, esa señora y yo, y estamos sin embargo tan cerca, asi es la cosa en este barrio.
Los hijos son como trofeos que la gente acumula, y a la primer ocasión los muestra, claro. Yo creo que se quedan con la idea de pobrecita, solo tiene una, que le pasará?
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